Uno de los mayores retos fue representar un lugar que ya no es exactamente como fue en el pasado. Con el paso del tiempo, la casa ha sufrido modificaciones importantes. Parte de su estructura original fue demolida y reemplazada por locales comerciales, y los muebles actuales no corresponden a los de la época. Ante la imposibilidad de acceder a objetos auténticos, el profesor decidió dibujar los espacios en blanco o incluir mobiliario inspirado en el de la casa de Simón Bolívar. Esto exigió un ejercicio de imaginación e interpretación histórica, enfrentando la tensión entre lo que se sabe, lo que se conserva y lo que se intuye.
La decisión no fue enfocarse en el detalle minucioso de objetos como barandas, puertas o columnas, muchos de ellos alterados o sustituidos, sino en capturar el carácter espacial de la vivienda. El objetivo fue sugerir la atmósfera que pudo haber acompañado a Manuelita Sáenz en su día a día, más allá de reconstrucciones exactas. Como lo describe el propio Zambrano, su intención fue trazar el “esqueleto del ambiente” en el que se vivía en esa época, evocando incluso su espíritu paseando por esos corredores.
Uno de los dibujos más complejos fue el de la escalera del primer piso. Según el profesor, este espacio pudo haber sido clave en la vida social de Manuelita, ya que se cree que allí organizaba reuniones y encuentros políticos. Imaginar cómo se desplazaban los visitantes, cómo los recibían y qué dinámicas se vivían, fue parte del proceso creativo.
Para Zambrano, esta experiencia no solo fue un ejercicio técnico y académico, sino también sensorial y poético. Recuerda momentos mientras dibujaba en el segundo piso, cuando el aleteo de las palomas se mezclaba con las lecturas de sus colegas. Así, entre trazos, libros y sonidos, fue tomando forma una exposición que invita a mirar con otros ojos la historia, a través del arte, la sensibilidad y la memoria.
Te invitamos a recorrer la Casa de Manuelita Sáenz desde una mirada distinta: la del trazo sensible y reflexivo del profesor Félix Zambrano. Esta exposición no solo revela la arquitectura de un lugar histórico, sino que despierta preguntas sobre la memoria, el paso del tiempo y los silencios que aún habitan sus muros.
Ven al Museo del Traje (Cl. 10 #6-26) del 13 de junio al 13 de agosto y déjate envolver por la atmósfera de una casa que, a través del dibujo, vuelve a cobrar vida.
