⁃ Racionalización de recursos: el uso de materiales sostenibles, poco contaminantes, no tóxicos, pensar en materiales provenientes del reciclado como la madera y el vidrio.
Emplear estrategias pasivas en el espacio: considerar los aspectos ambientales que afectan el espacio interior y trabajar de la mano de ellos para generar confort en el espacio interior, estos son la radiación, la luz natural, el viento.
Reducción del impacto ambiental: la instalación de sistemas de ventilación y sistemas de iluminación eficientes, así como la instalación de sistemas de energía renovable, como paneles solares y bombas de calor.
Usar productos y recursos locales: la utilización de productos y recursos locales, como muebles hechos con madera local o piedra natural y todos los insumos de obra, genera una baja en la energía gris incorporada en los materiales. Esto no implica la necesidad de poner en peligro la estética o la calidad del diseño, por el contrario, corresponde a un estado de conciencia cuando realizamos cualquier intervención en el espacio interior, escoger los sistemas de energía y de agua, los materiales y los métodos de diseño y construcción sostenible para los proyectos temporales, flexibles o a largo plazo son claves. No en vano, la Agenda 2030 hace hincapié en la sostenibilidad como objetivo general y conceptos como la economía circular son pilar de la práctica en este campo.
Pensemos en proyectos a largo plazo, con diseños atemporales que no requieran renovaciones frecuentes y que sean de fácil mantenimiento. Esto se logra utilizando materiales de alta durabilidad, lo que reduce la necesidad de cambios constantes y minimiza procesos que contribuyen a disminuir la huella de carbono.
Es fundamental diseñar espacios que promuevan el confort de los ocupantes, donde factores como la ventilación adecuada, la renovación del aire, y el equilibrio entre temperatura y humedad sean clave para garantizar un ambiente interior de calidad.
La utilización y reutilización de materiales no contaminantes también es esencial para minimizar el impacto ambiental. Conceptos como Rechazar, Reparar, Reutilizar y Reciclar deben guiar nuestras propuestas en diseño interior. Conocer el proceso de fabricación de los materiales que usamos nos da información valiosa sobre su impacto ambiental.
Para mejorar la calidad ambiental interior, es importante integrar plantas que no solo embellezcan el espacio, sino que también absorban contaminantes y regulen el ambiente. Estas plantas actúan como filtros naturales, reduciendo la necesidad de dispositivos externos como humidificadores o sistemas de control del aire.
Finalmente, debemos pensar en soluciones tecnológicas. La automatización, por ejemplo, nos permite ser más eficientes energéticamente, lo que contribuye a una menor huella de carbono. Equipos y electrodomésticos con certificados de eficiencia energética, paneles solares, sensores inteligentes y otras innovaciones nos ayudan a implementar un interiorismo sostenible de manera más inteligente y efectiva.
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Por: Jairo A Valenzuela G
Docente y experto especialista en Diseño Sostenible, gestión y dirección de proyectos
